Un alto a la ansiedad del maestro

Si hablas con un maestro, te dirá cómo en ocasiones se siente como si estuviera navegando solo en un mar de situaciones en su área de trabajo. Se esfuerza por dar lo mejor a sus estudiantes, los padres y al sistema educativo, pero llegan momentos de frustración. Si eres maestro, sabes muy bien lo que estoy diciendo.  Yo también lo sé, por eso quiero compartir algunos factores que nos ocasionan ansiedad, cómo podemos manejarla y buscar ayuda en el proceso. 

Las investigaciones afirman que ser educador es una de las profesiones que más sufren de quemazón laboral, entre otros trastornos de ansiedad.  Desde mi experiencia puedo mencionar algunos factores que provocan ansiedad en el maestro:

  • Los estudiantes llegan desde el hogar a la sala de clases sin estructuras o destrezas de buen comportamiento. 

  • El maestro siente una gran responsabilidad por la seguridad, el bienestar y el aprendizaje de sus estudiantes. 

  • Un clima escolar desafiante: falta de materiales, facilidades inadecuadas, incidencias de violencia entre estudiantes y maestros, entre otros.

  • Falta de apoyo de las familias en la educación de sus hijos.

  • Exceso de trabajos administrativos, redactar informes, hacer evaluaciones, entre muchas, muchas tareas más.

Más se puede decir de cómo el maestro va cargando sus hombros con responsabilidades y situaciones que surgen en el ámbito escolar. Pero, ¿cómo hacemos un alto a esa ansiedad para que disminuya o desaparezca? 

Lo primero es reconocer los síntomas emocionales: estos pueden ser frustración, soledad, tristeza, coraje. Los síntomas físicos no se hacen esperar: agotamiento, dolores corporales, falta o exceso de apetito, insomnio, migrañas. ¿Qué estás sintiendo cuando llega el momento de llegar a tu sala de clases, a la escuela, a la universidad? ¿Te sientes igual en otros lugares? ¿Estás durmiendo tus horas? ¿Tienes tiempo para ti?  ¿Compartes con tu familia espacios de recreación? Estas preguntas te ayudarán a identificar esos síntomas. 

Segundo, identifica de dónde proviene ese malestar. Reconoce si llevas tiempo con una situación particular o es la rutina lo que te provoca la ansiedad. ¿Tienes alguna situación específica con un estudiante? ¿Te has ido cargando de actividades extracurriculares? ¿Llegas a tu casa a seguir trabajando, planificando, preparando exámenes, materiales? ¿Cómo están tus relaciones con otros colegas, padres, estudiantes?

Tercero, no intentes cruzar el desierto en soledad. Busca ayuda de algún colega de confianza, conversa con tu director escolar o algún supervisor para que sepa de la situación y te pueda ofrecer alternativas. Si identificas un alto nivel de ansiedad el cual no puedes controlar, debes apoyarte en un profesional de la salud, un trabajador social, un consejero o un sicólogo. Conversar la situación y recibir terapia es de gran beneficio para el manejo y control de las emociones. 

Finalmente, cuídate todos los días.  Regálate tus mejores palabras y pensamientos. Separa tiempo para tu bienestar físico, mental y espiritual. No mereces sentirte frustrado o ansioso. Al contrario, mereces seguir disfrutando de la profesión que seleccionaste como vocación y que produce los mejores efectos en quienes impartimos la educación. Observar cómo nuestros estudiantes progresan y crecen como seres maravillosos no tiene precio. 

Si te gustó el artículo, déjame saber en comentarios, dale compartir para que otros se beneficien también. Sabes que puedo ayudarte como coach/mentor en lo que necesites. Te invito a que visites mi página web www.mifortierdevalor.com y me escribas para conocerte. ¡Un abrazo!

Alto a la ansiedad

“Cuídate todos los días, separa tiempo para tu bienestar físico, emocional y espiritual.” Coach/Mentor Martha Fortier